En 2017, después de derrotar a la Juventud, que estaba quizá
en el mejor momento de su proyecto
actual (venía de fulminar al Barca), dándole un baño y firmando un doble
histórico, estábamos en el momento
óptimo. Envidiable. Con Cristiano con 31 años, en posición de realizar una
transición progresiva. Pero no solo se limitaba a eso. También para seguir
dominando Europa. Teníamos la mejor plantilla. La más dominante. Con una
diferencia sustancial sobre el resto.
Lo que pasó después entrará en el libro de historia del club
como una de las peores gestiones que se le recuerden a un gerente.
El Barca no está en una posición parecida. Probablemente ganará
el triplete (el 3º de los últimos 10 años). Tiene un gran equipo pero no la
mejor plantilla de Europa. Si una de las mejores. Messi también tiene 31 años
(la misma edad que Cristiano por entonces). Tiene una plantilla larga y le va a
meter a los dos jóvenes más prometedores de Europa este verano. Jugadores que
son promesas pero ya muy reales. Han llevado a su equipo a semifinales de
Champions y quién sabe si a la final. Los dos jugaran de titulares porque son
muy buenos pero van a tener que pelear por su puesto con una competencia atroz
(Busquets, Rakitic, Arthur, Pique, Lenglet). Asimismo, el Barca se fijó tambien
en el delantero joven con más hype de la temporada (Jovic) y por nada no lo
cierran antes de que su fichaje no se convirtiera en una puja.
Dos situaciones iguales, dos formas distintas de
afrontarlas.
Por cierto, en 2017 había cierta estrella muy prometedora
que llevó también a su equipo a semifinales de la Champions aquel verano. Este
era incluso más decisivo que la pareja de holandeses. Ese jugador tenía por
nombre el de Kylian Mbappe. Se nos acabó escapando aquel verano por muchas
razones: exceso de confianza, escala salarial, conformismo. Puede que fuera una
combinación de todas. Sin embargo, hay algo que al oficialismo le funciona por
evitar la autocrítica: la autoindulgencia.
No voy a resumir lo disparatado de aquel verano porque ya lo
he hecho otras veces y no quiero seguir enervándome. Si quiero recordar cómo
estaba el Barca a mediados de agosto de ese año. En proceso de autodestrucción,
con el entorno echando chispas, con un proyecto acabado y con el golpe de
gracia de la salida de Neymar.
¡Como ha cambiado todo!
Nosotros 2 años después, con una gestión firmada por Joan
Gaspart, tenemos una plantilla acabadísima, con dificultad para reconstruir
dado que el mercado, lejos de estabilizarse, ha continuado en inflación
(convirtiendo la decisión de no fichar en temporadas atrás en peor si cabe).
Con los jugadores campeones de Europa los 3 últimos años completamente
devaluados. Con nuestra estrella vendida en el verano anterior por una cifra
que no nos cambiará nada y sustituida por un jugador que llevaba apenas unos
cuantos partidos en el futbol profesional (y que, por suerte, está saliendo
bien por ahora!). Con 3 entrenadores pasando por el banquillo para terminar con
el que dimitió hace 11 meses.
Pero lo más cruel e irónico es que aquel equipo destruido a
mediados de agosto de 2017 va camino de firmar otro triplete, de nuevo, 4 años después
y mejorar sustancialmente su plantilla de cara al futuro, con las promesas con
las mejores perspectivas y más reales. Con la posibilidad de realizar una
transición post-Messi dolorosa, sí, no puede ser de otro, pero menos traumática
de lo que podría haber sido.
Al final, Bartomeu le está meando en la cara a JAS,
Florentino, Juni Calafat y a esa cantidad de aduladores de corte que lleva tras
de sí nuestro presidente.
PD: nosotros contribuimos al triplete en la medida que se
pueden permitir reservar a Messi los últimos 2-3 meses de la temporada.