El presente Luka Jovic
Luka Jovic tiene 21 años -casi- recién cumplidos, y una única temporada al máximo nivel en la élite le ha bastado para captar la atención de la crème de la crème europea. El futbolista serbio, que recaló en el Eintracht de Frankfurt la pasada campaña, ha tirado la puerta este curso con unos números que, antes de profundizar en más detalles, han hecho girar la cabeza a más de un gigante en estos meses: 27 goles y 7 asistencias en 48 encuentros (0.70 g./p.). No obstante, previo paso al análisis, es tan justo como necesario señalar que, a estas alturas, Luka Jovic es un futbolista aún por cocinar. Y por definirse realmente en lo profesional, pues esto, ‘según cómo se mire’, es todavía más importante que lo primero.
Durante este tiempo en el Eintracht, Jovic ha sido tan ‘segundo punta’ como ‘delantero referencia’. Con Sébastien Haller en el once, que es quien ocupaba el primer rol, y sin él, cuestión para la que Adi Hütter -el creador de este equipo que ha sido séptimo en Bundesliga y semifinalista de la UEFA Europa League– se inventó que fuese el propio Jovic quien jugara en una posición algo más adelantada. Así las cosas, ante la ausencia prolongada del parisino, ha sido algo muy común ver al ‘8’ del Eintracht haciendo de ‘9’. O de algo muy similar a ello, porque del mismo modo que su fútbol destaca precisamente por su capacidad realizadora, con una habilidad muy refinada en el golpeo que va dirigido entre los tres palos, el joven de Bijeljina, una pequeña localidad bosnia situada a escasos seis kilómetros de la frontera con Serbia y a cuarenta del límite con Croacia, conoce muchos de los fundamentos básicos de todo delantero neoclásico. Porque lo suyo, mitad por su propia naturaleza, mitad por el entorno que lo ha rodeado en este tiempo en Alemania, es puro instinto. Lo lleva en sangre.
Luka Jovic se ha movido en un contexto muy particular esta temporada en el Eintracht de Frankfurt
El propio plan de este Eintracht ayuda a entender quién -y sobre todo qué- es Luka Jovic. En un equipo acostumbrado a dividir la posesión en todos sus encuentros (47.58%), el jugador serbio ha sido causa y consecuencia del modelo establecido por Adi Hütter. La pizarra del técnico alemán demanda un ritmo y una velocidad por partido que, para una pizarra habituada a vivir a media altura, deben impulsar al equipo de un lado para otro. Y es ahí donde aparece por forma y fondo el protagonista de este texto. El Eintracht de esta temporada no es un equipo que haya podido permitirse que su delantero centro, o su futbolista más adelantado dentro del sistema, viva única y exclusivamente dentro del área; sino más bien todo lo contrario. Ese detalle, grosso modo, da una primera pista de lo que es el jugador serbio en estos momentos. Un delantero que, al tiempo que ha ido estrechando sus lazos con el sino de su demarcación, ha ido sumando registros para, precisamente, mantener vivo el vínculo de cara a portería.
Desde esa dualidad entre lo que representa dentro y fuera del área, Luka Jovic ha sido la multiplicación dentro de la fórmula. Ofreciéndose en el apoyo mucho antes de pisar el área, el ‘8’ del Eintracht ha sido la figura encargada de juntar al equipo en la parcela contraria. Y no para que el bloque descansara, cogiera aire y se juntará, que es a lo que acostumbra Karim Benzema en el Real Madrid, por ejemplo, sino más bien para todo lo contrario: para que este, moviéndose mucho sobre el eje vertical, consiguiera activar el mayor número de efectivos posibles en cada transición defensa-ataque. Algo que, dicho sea de paso, es otro de los principios troncales del tablero de Hütter: el equipo debe estar junto en todo momento; tanto en lo defensivo, donde es capaz de ir regulando su altura en función de las circunstancias, como en lo ofensivo, que es precisamente lo que ha llevado al Eintracht de Hütter a atacar regularmente con seis o siete jugadores de una misma tacada.
Luka Jovic es un futbolista muy fuerte físicamente: aguanta muy bien el contacto directo fuera del área
Sin ser un jugador que destaque especialmente por su velocidad punta, el serbio ha sido en innumerables ocasiones el brazo ejecutor de su equipo a campo abierto. Esto es que, con el bloque del Eintracht bastante lejos del área rival, Jovic ha demostrado una notable habilidad para conducir con una cierta sensibilidad. Una particularidad que, llegados a este punto, también lo diferencia de ciertos homólogos. Fuera del rectángulo contrario, por donde se ha tenido que mover mucho esta última temporada en el Eintracht, Luka Jovic atesora tres condiciones sumamente destacables: la primera, como ya ha quedado señalada, es su conducción con la pelota controlada. La segunda es su fortaleza física, la cual ha desarrollado durante estos dos cursos en Alemania, mediante la que es capaz de chocar para proteger el esférico. Y la tercera, en relación con las otras dos anteriores ya destacadas, tiene que ver con su potentada capacidad para cambiar la orientación del juego ‘sin aparente’ esfuerzo.
Resumido así, muy a mano alzada, podríamos decir que Luka Jovic tiene algunas cosas ‘de Radamel Falcao fuera del área’. Pero que este símil no altere la perspectiva del análisis. Para su equipo, el Eintracht de Frankfurt, ha sido fundamental que el serbio tuviese la capacidad de aunar con continuidad todos estos registros dentro de una misma acción. Así las cosas, mandarle el balón a Jovic a cincuenta, a veinticinco o a diez metros de la portería ha sido una suerte de certeza para los suyos a la hora de organizar su fase de salida y/o de armar su ataque más posicional. Porque, retomando las tres características anteriormente dichas, nos encontramos con un tipo de ‘9’ un tanto particular. Un ‘9’ que reúne algunas de las propiedades más destacadas de la etapa clásica y de la más vanguardista. No todas, también conviene resaltarlo. Pero sí varias que, cuantitativa y cualitativamente hablando, lo colocan en una posición de cierta dominancia para tener 21 años. Luka Jovic no es Radamel Falcao, por volver a matizar la primera frase de este párrafo, como tampoco es Karim Benzema; aunque, a estas alturas, su fútbol esté más cerca de parecerse al primero que de lo que representa el segundo. Sin embargo, con todo esto sobre la mesa, conviene destacar que esas piernas (conducción), ese cuerpo (chocar) y ese pie (descargar) han necesitado estar dentro de la circulación. Quizás lo ha necesitado más el Eintracht, es cierto, pero el serbio ha entendido que, interviniendo en el juego del equipo, este sería el camino ‘más corto’ para colocarse delante del portero.
Jovic es muy determinante de cara a puerta: maneja un abanico muy amplio de remates en el área
Luka Jovic es un auténtico especialista del remate. El serbio domina como pocos el arte del golpeo, sobre todo en el uno para uno. Respaldado por una frialdad inusitada para los chicos de su generación, y por una técnica muy bien depurada en este aspecto, todo plan que se preste a usar a Jovic como ‘finalizador’ debe desarrollar el modo de que este llegue a la zona de remate en las mejores condiciones posibles. Esto es, cuanto menos, mirando a portería, porque el arsenal de recursos que acopia el de Bijeljina lo señala como una verdadera amenaza aunque no parta con ventaja. Todos sus remates, más los que se producen desde dentro del área, presentan un único denominador común: el empeine interior de su pie derecho. A través de esa superficie, y sin perder la referencia visual en ningún momento, Jovic es un experto a la hora de ajustar sus golpeos a puerta hasta alejarlos del alcance humano. Si chuta desde fuera del área, algo que tampoco es extraño en él, su intención siempre es acomodar el cuerpo para que su disparo vaya lo suficientemente plano y tenso como para que la comba lo acerque a uno de los postes. Una cualidad que, en virtud de manejar el tiempo y el espacio de una manera bastante precisa, le lleva a ser un certero rematador -de la cabeza a los pies- cuando el balón viene centrado desde cualquier costado.
Una destreza que también pretende hacer efectiva en distancias mucho más reducidas, cuando se planta en un uno para uno contra el portero. Para llegar hasta ahí, dicho sea de paso, otra de las cualidades que hay que ensalzar de Jovic es su lectura para entender el espacio. Muy ducho a la hora de trazar el desmarque de apoyo para poner de cara a la segunda línea, el futbolista serbio es capaz de correr por detrás de su rival, nada más soltar el esférico, manteniéndose así alejado de su campo visual, para realizar una ruptura claramente orientada hacia la portería. De esta forma, a través de esos dos-tres movimientos que tiene ya muy automatizados dentro de su juego, Luka Jovic es capaz de generarse así mismo el mejor contexto para finalizar en el área con su pierna más habilidosa. Es ahí, en ese tipo de situaciones, donde el hasta ahora ‘8’ del Eintracht ha venido demostrando su mejor valía desde que ha roto el cascarón: su determinación en el último tercio del campo. Una serie de recursos, en definitiva, que lo han llevado a destacar por su colmillo. Y que representan, a fin de cuentas, los muchos argumentos de un jugador que, insistimos, tiene un potencial tan amplio ‘como metros abarca'; ya sea con su conducción, sus apoyos o sus cambios de orientación.
Jovic sabe desenvolverse fuera del área: tanto para conducir al espacio como para cambiar el juego
El exfutbolista del Benfica ha promediado esta campaña 20.4 pases por encuentro (con un 73.5% de acierto). Una cifra ciertamente baja si la queremos comparar con la de otros delanteros, como Benzema (que tiene una media de 35.53 pases por partido; con un 85.3% de acierto) o Luis Suárez (29.34 pases; 77.3% acierto), y que, en cierto modo, es reflejo de la que muy probablemente sea su gran debilidad en estos momentos: Jovic no es un futbolista excesivamente fino con la pelota al pie, aunque no por ello rehúye de intervenir en la circulación ni nada por el estilo; y eso le resta cierta soltura a la hora de ‘soltar’ el balón en situaciones de máxima precisión. Nada, a priori, que no pueda reconducirse desde lo técnico para un joven de apenas 21 años. Y que, hasta que esto ocurra, le exigirá un pequeño plus a sus entrenadores a la hora de incluirlo en una fase de ataque mucho más ‘prolongada, minuciosa y ambiciosa’ de la que ha caracterizado al Eintracht de Adi Hütter. Todo esto es lo que ha enseñado Jovic.