El presidente de la FIFA ha respondido, en un
cuestionario exclusivo para AS, a preguntas sobre la Superliga y el
conflicto con la UEFA, las sanciones al Club de los 12, la
pérdida de interés de los jóvenes en el fútbol, las pérdidas millonarias
y la necesidad de controlar el gasto, tanto por parte de algunos clubes
como en lo referente a los sueldos de los jugadores y a las comisiones
de los intermediarios, que en algún caso considera que "rozan lo
indecente".
- La FIFA, y más concretamente usted, que durante muchos
años fue secretario general de la UEFA, parece la persona idónea para
mediar en el conflicto entre la Confederación Europea y los grandes
clubes de la Superliga (ESL). ¿Qué puede hacer Infantino para ayudar?
- Soy el presidente de la FIFA y mi responsabilidad es defender a
todo el fútbol en cualquier lugar. Esto incluye clubes, ligas y
federaciones de todo el mundo, ya sean pequeños, medianos o grandes, con
diferentes niveles de desarrollo. También incluye a los jugadores,
entrenadores, árbitros y todas y cada una de las partes implicadas,
teniendo siempre en cuenta a los aficionados que están y deberían estar
en el centro de todo lo que hacemos. He sido muy claro en cuanto a mi
posición y a la de la FIFA en este asunto. Apoyamos a la UEFA en su
rechazo a la Superliga. Estamos en contra y siempre nos opondremos a
cualquier competición que no forme parte de la estructura internacional
del fútbol y que amenace la unidad y solidaridad que siempre debería
existir en la pirámide del fútbol, que vincula las bases y el fútbol
amateur con las estrellas de este deporte. Dicho esto, también es mi
obligación mediar entre las partes para que se inicie un profundo
diálogo constructivo en busca de soluciones positivas. Hay que afrontar
juntos los problemas del fútbol.
- El conflicto lleva años cociéndose porque ambas partes
tienen sus razones: la UEFA porque es la dueña de la competición, y los
clubes porque son los que pagan a los jugadores. ¿Qué soluciones se le
ocurren?
- Nuestro deporte tiene tanto éxito porque se ha creado un vínculo
entre la base y la cúspide de la pirámide, entre un niño o una niña que
juegan en el colegio y las estrellas en la final de una gran
competición. Los clubes son una parte esencial de esta pirámide, pero
también hay otras estructuras que permiten asegurar que todos estén
unidos. Además, hay mecanismos de control que garantizan la solidaridad
para que los equipos menos privilegiados se puedan beneficiar, aunque
sea solo en parte, del éxito y la popularidad de los más famosos y
poderosos. Como todo en la vida, se necesita buscar un equilibrio justo
para defender los intereses de todos. Como ya he dicho, nuestro interés
es defender el fútbol en su conjunto, desde las bases hasta las grandes
estrellas, por todo el mundo, no solo en Europa y en América, sino
también en el Caribe, África, Asia y Oceanía. Por ejemplo, nosotros
propusimos, y se ha aprobado, una competición que, en nuestra opinión,
tiene mucho sentido en este contexto en particular. El nuevo y
apasionante Mundial de Clubes, que sustituirá dos competiciones (el
actual Mundial de Clubes y la Copa Confederaciones) de forma que los
jugadores no tendrán una carga excesiva. Para los clubes que se
clasifiquen esto significará una buena y nueva fuente de ingresos, pero
el nuevo Mundial de Clubes beneficiará no solo a los clubes
participantes, sino a toda la pirámide del fútbol. De hecho, la FIFA no
se quedará con un solo dólar de esta competición y nos aseguraremos de
que un porcentaje de los beneficios sea destinado a los clubes, ligas y
federaciones no participantes, tanto masculinos como femeninos, y para
los jóvenes de todo el mundo. A propósito de esto, pronto vamos a
anunciar la creación de una nueva Copa Mundial Femenina que creo que va a
ser un éxito. Necesitamos encontrar soluciones de forma conjunta y
hemos propuesto un extenso y profundo debate sobre el punto en el que
nos encontramos actualmente y como queremos evolucionar para ser más
fuertes y estar mejor preparados en situaciones como la que nos ha
tocado vivir con la pandemia.
- Ha dicho que prefiere dialogar antes que imponer sanciones a
los clubes, y algunos han querido ver en eso un ataque a la UEFA y a su
presidente, Ceferin. ¿Es así?
- Quiero que quede muy claro: tanto la FIFA como yo personalmente
apoyamos a la UEFA y a su presidente en su posición contraria a la
Superliga. Creo que tenemos que pensar detenidamente los siguientes
pasos, porque este es un tema complejo que va más allá de una simple
competición. Se trata del ecosistema del fútbol. En cuanto a las
sanciones, existen organismos competentes e independientes que
analizarán qué se puede y debe hacer al respecto, de modo que no me
concierne hablar de ello. Obviamente, eso no quiere decir que descarte
que se implementen sanciones a escala nacional, continental o mundial.
Lo dije una vez y lo repito ahora de forma clara: o los clubes quieren
ser parte de las estructuras del futbol o tendrán que afrontar las
consecuencias. Es obvio y estoy seguro de que ellos lo saben. A
propósito, como estamos hablando del tema, permítame aclarar que cuando
he dicho que un líder debe pensar en por qué estamos donde estamos, no
me refería al presidente de la UEFA. Era un llamamiento para que todos
los administradores del fútbol se unan para reflexionar sobre el
contexto en el que vivimos. Me gustaría reunir a todas las partes y
poder tener un diálogo constructivo y, así, encontrar mejores soluciones
para todos. Una solución pacífica es siempre mejor que un conflicto.
Repito, esto va mucho más allá de una simple competición; tiene un
impacto global, puesto que, por ejemplo, hay muchos jugadores de todo el
mundo jugando en estos clubes, y la FIFA debe proteger al fútbol de
selecciones en todo el mundo. En cualquier caso, creo que todos podemos
decir lo que pensamos, no solo unos pocos, de la forma más efectiva y
mejor posible. Muchos están dispuestos a establecer un diálogo y por
supuesto, las puertas de la FIFA siempre están abiertas a cualquier
persona que participe del fútbol. Pero una cosa debe quedar clara, no
aceptaremos propuestas que contradigan los valores de nuestro juego,
como son el mérito deportivo, la solidaridad, la integridad y el acceso
justo a las competiciones.
- ¿Qué le sugiere que de los cuatro semifinalistas de la
Champions, tres equipos (Manchester City, PSG y Chelsea) hayan sido
investigados por incumplir el Fair Play Financiero? Usted fue uno de los
grandes impulsores del FPF, ¿no cree que la norma ha perdido
efectividad y que esta puede ser una de las razones del nacimiento de la
ESL? Porque está claro que la UEFA ha fallado en los mecanismos de
control y que la ESL quiere vigilarse entre iguales.
- La UEFA cuenta con organismos independientes para tratar esos
casos, así que yo no debería hablar de ellos. Cuando se introdujo el FPF
se hizo con el beneplácito de todos los clubes y se decidió por
consenso que esas reglas eran necesarias. En 2011, los clubes europeos
tenían un déficit neto de 1.700 millones de euros, y tras la
implementación del FPF, en cinco años y gracias a esas reglas, las
pérdidas se redujeron a menos de 300 millones. Es cierto que, con el
tiempo, las cosas cambian y que la crisis de COVID-19 también nos ha
enseñado que necesitamos adaptarnos. Lo que hace diez años era efectivo y
adecuado quizá tiene que ser revisado para ver si sigue teniendo
sentido y si funciona, pero creo que el fútbol necesitará siempre
transparencia y mecanismos de control a todos los niveles.
- En Inglaterra hubo muchos aficionados que saltaron a las
calles para protestar por la ESL, pero ninguno de los seis equipos
ingleses involucrados tienen un dueño inglés. Los propietarios son
jeques árabes, millonarios norteamericanos y potentados rusos. ¿De
verdad el fútbol es de los fans?
- Los hinchas tienen que estar en el centro de todo lo que hacemos.
Sin los seguidores y su pasión, el fútbol no sería lo que es, y
necesitamos tener esto en mente. El fútbol es y debe ser
fundamentalmente para y por los aficionados, y debemos encontrar formas
de proteger sus intereses. Se agradecen las inversiones en el fútbol,
pero siempre y cuando sean transparentes y existan mecanismos de control
que garanticen un equilibrio competitivo, así como un sector sano y
sostenible.
- En realidad, de los grandes clubes mundiales solo quedan
dos románticos, dos que son exclusivamente propiedad de sus socios: Real
Madrid y Barcelona. ¿Entiende que se sientan como la aldea de Astérix?
- Hay más ejemplos en Alemania y en otros países, pero entiendo su
pregunta. La tendríamos que contextualizar dentro del marco legal donde
encaja el deporte. Los deportes, el fútbol, tienen una particularidad
que todos tendrían que entender y respetar, incluso las altas esferas
políticas, porque no vivimos en una burbuja. El fútbol tiene que
respetar la ley y los sistemas de los diferentes países y regiones en
los que se integra; y esas leyes deberían permitir que la normativa que
rige los deportes pueda introducir una serie de medidas. Así,
garantizaríamos que nuestro sector sea sólido, transparente, y
respetado.
- ¿Qué puede hacer la FIFA para invertir la tendencia que
muestra el último informe 'Global Reach of Football' según el cual casi
la mitad de los jóvenes de entre 15 y 24 años está perdiendo interés por
el fútbol?
- El mundo cambia de forma rápida y lo que ha sido una fórmula del
éxito antes quizás ya no lo es para el futuro. Hay ciertos aspectos que
no podemos, ni debemos, comprometer. La belleza del fútbol consiste
también en su sencillez. Por otra parte mantener todo exactamente igual
quizás no atraiga a las audiencias más jóvenes tanto como antes, y por
esto creo que tendríamos que debatir, ampliar y, francamente, si es
posible celebrar menos partidos, pero que sean más importantes. Quizás
con nuevos formatos de competiciones, quizás más 'play-offs' de
clasificación. Creo que la enorme inversión que estamos haciendo en el
fútbol femenino será una buena manera de atraer a más aficionados, por
ejemplo. Estoy seguro de que hay muchísimas más buenas ideas y de que el
fútbol continuará siendo una fuente universal de alegría y
entretenimiento para miles de millones de personas.
- Uno de los clubes más prestigiosos del mundo, el Liverpool,
ha anunciado pérdidas por 50 millones de euros en los últimos doce
meses. Y se pronostican pérdidas de entre 1.500 y 2.000 millones de
euros entre los 12 clubes de la ESL. No todos tienen un Estado detrás
para solucionar el problema, ¿lo puede entender?
- Como he mencionado antes, los mecanismos de control financiero
también son muy importantes para asegurar una competición justa y
equilibrada. He comentado varias veces que considero que deberíamos
pensar si es posible introducir un tope en cuanto a sueldos, comisiones,
jugadores en plantilla y otras reglas que podrían contribuir a
controlar una espiral de gastos que es dañina para el fútbol, incluso si
vivimos en un mundo cada vez más globalizado. Por supuesto que la
controversia generada por la Superliga eclipsó todo el debate, pero
deberíamos aprovechar esta oportunidad para centrarnos en las cuestiones
clave del fútbol y su futuro: Menos concentración de poder y dinero en
solo unos pocos. Empeoramiento de una competitividad ya de por sí
desigual a nivel nacional, pero aún peor a nivel internacional. Sueldos,
comisiones por traspasos y comisiones de los agentes alcanzando niveles
poco saludables o indecentes. Creciente desigualdad entre selecciones y
clubes debido a lo inadecuado del calendario internacional en el nuevo
panorama futbolístico global. Crecimiento del fútbol femenino...
- Usted conoce bien España y también la UEFA. Sinceramente,
¿en qué quedaría una Champions sin el Real Madrid, el Barcelona y la
Juventus? ¿Qué valor perdería, 50, 60... 80 %? Eso también lo sabe
Ceferin. ¿No es un farol que amenace con expulsar a estos clubes de la
competición?
- Todos conocemos la importancia de esos grandes clubes y como son
capaces de hacer vibrar a sus millones de aficionados tanto en sus
países de origen como en todo el mundo, pero también tenemos que cuidar
de los clubes que no son tan grandes, de aquellas ligas y federaciones
que no están en lo alto de la pirámide. Tenemos que garantizar que el
fútbol crezca y se juegue en todo el mundo. La UEFA decidirá cuál es la
acción más adecuada que ha de hacer en sus competiciones. Claro que
tenemos que ser estrictos y estar dispuestos a emprender acciones
firmes, pero sin perder de vista la posibilidad de intentar encontrar
soluciones comunes para problemas comunes.
- ¿Qué posibilidades reales hay de celebrar el Mundial de
Selecciones Nacionales cada dos años en vez de cada cuatro? Eso, lejos
de comprimir el calendario, lo despejaría porque acabaría con muchas
competiciones continentales de menos interés y solera, ¿no le parece?
- Creo que se está refiriendo a la idea de Arsène Wenger de que el
Mundial y las Eurocopas se jueguen más a menudo. He leído con interés
varias opiniones sobre el calendario de partidos internacionales y creo
que el fútbol debería reflexionar sobre la razón por la que en muchas
partes del mundo tanta gente, mayoritariamente los aficionados, creen
que los partidos de clasificación de selecciones no son interesantes y
emocionantes. ¿Vale la pena interrumpir la liga doméstica tantas veces?
¿Estamos realmente sacando lo mejor del fútbol de selecciones? Creo que
todas las partes interesadas, jugadores, entrenadores y aficionados
incluidos, deberían dar un paso hacia delante y ver si se puede mejorar
por el bien de todos.
- Son once preguntas, una por posición de un equipo de
fútbol: ¿Qué tiene que responder a los que dicen que la FIFA no puede
ser imparcial en el conflicto entre la UEFA y la ESL porque es socia de
Qatar 2022 y el Emir de Qatar es el propietario del PSG?
- Es la primera vez que escucho eso, pero es bastante interesante
porque he oído a algunas personas, incluso en España, que dicen lo
contrario: que fui benevolente con los equipos que promocionaron la
Superliga. Tanto a mí como a la FIFA nos interesa que el fútbol se
desarrolle de manera sostenible y adecuada en todo el mundo, no solo en
Europa. Debemos tener una perspectiva general y solo podremos mejorar si
todos trabajamos con buena fe y estamos dispuestos a hablar sin tabúes,
pero siempre anteponiendo el interés de este deporte por delante de los
propios. Entiendo que, por ejemplo, las grandes ligas defiendan sus
competiciones porque son las más grandes y quieren que sean aún más
grandes. Yo también lo quiero. Pero a su vez deseo también que otras
ligas de otras partes del mundo crezcan y compitan para que todos salgan
ganando y tengamos un ecosistema futbolístico mundial mucho más
sostenible y sano. También porque al fin y al cabo, y este es el
elemento más importante de la ecuación, los aficionados de todo el mundo
son la parte más importante y debemos trabajar por el interés de los
cuatro mil millones de aficionados al fútbol que hay en todo el mundo.
Acabo de llegar de un viaje por Costa de Marfil, Liberia y Sierra Leona.
He visitado algunas escuelas y he podido ver en primera persona las
necesidades, extremas, que tienen allí, pero también la esperanza y
dignidad que el fútbol puede darles a millones de niños y niñas.