Ferland Mendy es quizás una de las mayores irrupciones de los últimos
años en el fútbol francés. Sus inicios en Le Havre no fueron sencillos,
quizás por su falta de envergadura o porque era un lateral muy frágil.
Se iba al suelo relativamente fácil y no tenía la consistencia necesaria
para triunfar en la élite. El fútbol francés pide hormigón y él era un
globo que no tenía la soldadura necesaria a la hora de afrontar los
duelos individuales. Sí se convirtió en un lateral muy profundo, porque
tenía una conducción escurridiza demoledora, pero no fue una irrupción
cuanto menos sencilla porque físicamente no era el típico Benjamin Mendy
que salía por la banda como un auténtico torbellino y aprovechaba su
físico para dilapidar a su rival en el uno contra uno. Pero, más allá de
su falta de cuerpo, Ferland se erigió como un lateral que también era
difícil de frenar porque marcaba de maravilla los ritmos del partido.
El Olympique Lyonnais fue el equipo que apostó por Ferland Mendy en
la temporada 2017/2018. El lateral izquierdo venía de ser el mejor
lateral de la Ligue 2 pero dejaba dudas porque, más allá de su gran
rendimiento, era propenso a las lesiones y no había sido una
superioridad manifiesta como tal la que había motivado su fichaje por el
equipo de Genésio. El Lyon, además, fichaba también a Fernando Marçal
en su posición -que venía de jugar a un nivel altísimo en el Guingamp
pero no en la Ligue 2, sino en una categoría mayor- por lo que la
competencia iba a ser un aspecto a destacar en su primera etapa en el
Olympique Lyonnais.
Ferland Mendy rompió todas las apuestas en su primera temporada en el
Lyon. Disputó 27 partidos en los cuales únicamente 3 los hizo de
suplente. Las dudas generadas en torno a su regularidad se disiparon con
un sistema de juego que no invitaba al optimismo pero que fue idóneo
para el lateral. Para poner en contexto, los partidos del Lyon con
Genésio eran auténticas montañas rusas en las que el caos y el desorden
imperaban sobre cualquier otra forma de juego. Y ahí, Mendy, un lateral
sin freno y con una conducción pegada al pie muy productiva, se hizo muy
grande. Se hizo muy grande porque, además de ser un futbolista con el
que hay que sudar gotas para quitarle la pelota -no tiene prácticamente
cintura y eso imposibilita el hecho de enfrentarte a él en transiciones
muy rápidas- era resolutivo en metros finales. Y todo ello precedido por
unos movimientos que se alejaban de la denominación tradicional de
lateral izquierdo.
Si uno se pone a analizar los partidos de Ferland Mendy con el
Olympique Lyonnais, encontrará en la mayoría de estos, no es un lateral
al uso. Es decir, sobre el papel arranca en la banda izquierda, pero
durante el transcurso de los partidos se marcha de la banda para ocupar
zonas interiores. Como decíamos, es un jugador que ha reinado en caos
tácticos en las que el rival ha dejado latifundios por dentro que hacen
más sencillo poder, por lo que transitar sin parar y sin freno es uno de
sus puntos fuertes, además de cambiar de ritmo, pues ante repliegues
muy marcados también se ha postulado como un lateral capaz de romper
sistemas tácticos muy trabajados, sin ser este su fuerte.
Posicionalmente, Ferland Mendy es un futbolista muy inteligente.
Cuando el Lyon se ha encontrado rivales con un repliegue muy marcado, el
lateral del OL ha sido la llave para desarbolar sistemas tácticos
caracterizados por su excesivo repliegue. El canterano del Le Havre
abandona la banda izquierda para llevarse consigo a su marca, generar
superioridades con los medio centros en un 4 vs 3 o 3 vs 2 en zonas
interiores para que su central, que está sacando la pelota, pueda
conducir y encuentre al extremo abierto para que encare en una situación
de uno contra uno. Porque la banda izquierda del Lyon no ha sido de los
laterales como sí ha sido la derecha. En la izquierda, hemos visto a
Memphis Depay, Terrier o Fékir recibir siempre abiertos al pie gracias a
la capacidad de moverse por dentro de Mendy. También puede aparecer por
fuera Ferland, pero su fuerte es correr por dentro, abrir espacios por
fuera y también generar superioridades con los medio centros para
desorganizar al equipo rival.
Si podemos definir a Mendy como un lateral ágil, rápido y con
capacidad de llevar la pelota “agachado” -no es un jugador que tienda
al equilibrio conduciendo, sino que se agacha al máximo-, su principal
fuerte es que conduce y lo hace llevando la pelota al lado más alejado
de su rival. Si intentas ir a por Mendy para anticipar, seguramente
pierdas el duelo. Porque, al ser ambidiestro, puede iniciar la jugada
conduciendo con la izquierda y cambiar de dirección su trayectoria al
dominar también la diestra y viceversa. Son muchos los rivales que han
intentado taparle su zona “mejor” y que han salido mal parados al
cambiar Mendy la pelota de pie. Y, claro, si estamos hablando de un
lateral escurridizo que tiene unas revoluciones extremas, cuando el
oponente ha querido darse cuenta ya ha terminado la jugada. Es otro de
sus fuertes, el de cambiarse de dirección el balón y quizás por ello
aparece tanto por dentro, pues son muchas las jugadas que vemos a Mendy
terminar la jugada con un disparo con su pierna diestra, a priori la
menos buena pero con la que se defiende de manera muy positiva.
Conducciones por dentro, cambios de dirección y de ritmo y, sobre
todo, dominio de la técnica en espacios reducidos son varias de las
característica que mejor definen al lateral izquierdo del Lyon. Sabe
acoplarse a distintos contextos del encuentro y su toma de decisiones ha
sido fructífera. Ha mejorado mucho en los metros finales partiendo de
zonas interiores y también por fuera, y quizás por ello ha sido
indiscutible en el Lyon. Por fuera, aunque no lo hayamos mencionado, es
un lateral que cambia de ritmo fácilmente, y por su dominio técnico en
espacios reducidos ha sabido erigirse como un lateral completísimo. Eso
sí, no es un lateral que sea asociativo. Su fuerte es correr, correr y
no parar. Si se frena el partido, Mendy no es un jugador tan asociativo
como Marcelo, ahí pierde enteros, pero más bien porque tiene una mente
hiperactiva y no porque no tenga capacidad de toque, porque la tiene
pero no sabe utilizarla. Él necesita revoluciones y que el partido se
rompa para destacar. Ya vimos en la eliminatoria ante el Barcelona que
si recibe en estático y tiene que pensar, los partidos se le complican
mucho.
Defensivamente, Ferland Mendy, valga la redundancia, es más constante
que Benjamin Mendy. Y eso que, a priori, es un jugador que tiende a
perder los duelos por su fragilidad en el cuerpo a cuerpo. Ha sido listo
ahí Mendy ya que, lejos de hundirse, se ha convertido en un lateral que
presiona muy bien a su marca, ahogándolo por su hiperactividad y, sobre
todo, reculando a una velocidad estratosférica para no perder la
posición. Es uno de sus principales fuertes, la capacidad de
recuperación, porque a pesar de que está los 90 minutos mirando la
portería rival, recupera la posición de forma inmediata gracias a su
velocidad. Ahí Benjamin era mucho más vulnerable y Ferland es lo
opuesto, porque tiene mucha más velocidad y se mete por sitios
imposibles -es muy delgado- para robar el balón. No es élite en el
aspecto defensivo pero se defiende, porque es muy rápido y baja como un
torbellino a defender.
En definitiva, en clave Real Madrid, Mendy será un lateral que podrá
cambiar los contextos porque sus ritmos crean un contraste con el tipo
de partido al que generalmente se enfrenta el Madrid, ante rivales muy
replegados y que necesitan a jugadores como el ex del Lyon para que
pasen cosas, y que además no se arrugan ante nada y ante nadie. Un
futbolista que dará que hablar porque es de los laterales izquierdos con
más potencial no solo de la Ligue 1, sino de Europa.