Siempre ha sido uno de mis entrenadores españoles favoritos y, después de un intento fallido en Sevilla, le han vuelto a dar la oportunidad de coger las riendas de un equipo que puede aspirar a algo. Yo creo que es un serio candidato a entrar en Champions, y creo que es un entrenador que puede perfectamente paliar los defectos de su plantilla desde la pizarra.
Marcelino (Athletic)
por
@tonimaister
hace 7 años
Marcelino
Nombre
Marcelino
Apellidos
García Toral
País
España
Edad
59
@tonimaister
(editado)
Éste es un buen artículo sobre él de hace un par de años:
Muchos años después, Marcelino García Toral mantiene el aspecto de persona afable, tranquila y sencilla con el que salió de Villaviciosa, una encantadora localidad de la costa asturiana de apenas 15.000 habitantes. “En mi pueblo no había recinto oficial para jugar al fútbol, pero sí muchos ‘praos’, como decimos allí, y era fácil hacer un campo: se ponían dos piedras en cada portería y los niños a jugar”, explica Marcelino con la normalidad que le caracteriza. Los que le conocen de cerca no dudan en confirmar de forma unánime la imagen que ofrece frente a las cámaras, resaltando su exquisito trato humano y su magnífica educación. Se podría decir que el asturiano gasta las formas y los modos de la vieja escuela. Una manera de ser, de actuar y de proceder que parecen ir vinculadas a un perfil profesional que, además de ser considerado peyorativamente como medio-bajo, no tiene nada que ver con el que en realidad le corresponde. De Sinama-Pongolle a Luciano Vietto, Marcelino ha demostrado de forma precisa el tipo de entrenador que es. Sólo hay que viajar con él para descubrirlo.
“El fútbol ha cambiado muchísimo. La metodología de trabajo es muy diferente en la mayoría de los casos. El ritmo de juego también. Los sistemas y la filosofía de juego más de lo mismo. Normalmente el fútbol cambia por tendencias ganadoras, como ha sucedido con el Barça de Pep y con la Selección. Todo se va modificando y va evolucionando para bien. Yo soy totalmente contrario a todos aquellos que dicen que está todo inventado. Si nosotros, como cuerpo técnico, nos quedamos en aquellos cuerpos técnicos que yo tenía como jugador o, mismamente, cuando nosotros empezábamos a entrenar, creo que estaríamos renunciando a ser mejores cada día”. Marcelino García Toral en “Espacio Reservado”.
Su carrera en los banquillos, como la de muchos otros técnicos, comenzó justo antes de colgar las botas como futbolista. Una decisión dura, complicada, que en su caso además llegó demasiado pronto por una más que desafortunada lesión de rodilla en 1994. “Ser jugador es lo más bonito. No tienes tanta responsabilidad y disfrutas más de la profesión. No tienes tantas obligaciones”, comentaba con cierta nostalgia. En sus mejores años, que curiosamente fueron los primeros de su trayectoria, Marcelino fue un centrocampista muy liviano, de poco peso y notable inteligencia, que llegó a disputar la final de un Mundial Sub-20 ante Brasil junto a otros futuros entrenadores como Julen Lopetegui, Juan Carlos Unzué o José Aurelio Gay. Mareo le había visto nacer al fútbol y El Molinón le vio confirmarse en la élite en 1987, una temporada en la que su Sporting de Gijón logró una meritoria cuarta plaza que les permitiría disputar la prestigiosa Copa de la UEFA. El joven García Toral tenía entonces sólo 22 años, era titular en el equipo de su tierra y éste se daba el lujo de pasearse por Europa, pero su progresión individual se estancó sin previo aviso. En Gijón fue perdiendo poco a poco protagonismo, con lo que emprendió un viaje que le llevó por Santander o Levante, viviendo dos descensos, hasta acabar con el Elche en Segunda B. Sin planearlo, allí viviría el fin de una gran etapa y el comienzo de otra aún mejor.
“Siempre me fijaba en el funcionamiento del equipo, sobre todo a partir de los 25. En el Elche aproveché para sacarme el título de entrenador juvenil. El banquillo hay que tomarlo con prudencia. A mí me enriqueció mucho entrenar en todas las categorías”, comenta el asturiano. Su debut, como no podía ser de otra manera, se produjo en el equipo de su pueblo. Dirigiendo al CD Lealtad (97/98) tomaría sus primeras decisiones, haría sus primeros cambios y celebraría sus primeras victorias, que no fueron pocas ya que esa temporada el club logró un ascenso histórico a Segunda División B. Sin embargo, éste sería un sueño que Marcelino no disfrutaría en primera persona. Su experiencia inicial no podía haber sido más satisfactoria, pero con el listón por las nubes decidió proseguir con su preparación de una forma más teórica. Quería aprender, quería formarse y, en definitiva, quería hacerse merecedor de la inesperada oportunidad que en 2003 recibió de su querido Sporting de Gijón. Después de dos cursos entrenando al filial cerrados con un amargo descenso, su nombre fue la gran y sorprendente apuesta de la junta directiva para lograr la necesaria permanencia. El equipo estaba confeccionado con ese objetivo e idea. Ni más, ni menos. Pero con Marcelino a los mandos los asturianos rozarían el ascenso, estando hasta nueve jornadas como líder de Segunda y siendo, a la postre, el segundo conjunto más goleador de la categoría. Lo había logrado con un fútbol atrevido y fresco que su joven plantilla, en la cual sólo el portero suplente superaba la treintena, asumió como propio desde muy pronto pese a las dificultades competitivas que siempre presenta la división de plata. Un buen hacer que se repitiría el segundo año, en el cual el técnico de Villaviciosa volvió a asegurar la permanencia con mucha solvencia mientras, a su vez, iba dando continuidad a una serie de canteranos entre los que se encontraba un joven Javi Fuego. Con el objetivo cumplido con nota, tocaba cambiar de aires. Tocaba viajar al Sur.
“Para mí jugar bien es que el rival no te haga ocasiones. Recuperar el balón donde eres eficaz en virtud de los futbolistas que tienes y luego hacer ataques con generación de espacios para aprovecharlos y contraataques cuando sea posible. Pero a mí me gusta atacar, circular el balón por atrás, que esa circulación sea correcta y, cuando lleguemos al último tercio, ahí sí, aceleremos. Si hay que dar diez pases, o doce o quince, se hace. Y a mí me gusta. Pero si en esa secuencia, en el ocho, en el nueve, surge el espacio para progresar, hay que hacerlo y no repetir un pase”. Marcelino en “ClubPerarnau”.
En Huelva (05-07) y en Santander (07-08), Marcelino García Toral lograría escribir varias de las páginas más brillantes en la larga historia de sus respectivos clubes, impulsaría la carrera de muchos de sus futbolistas, demostraría su atrevida idea de juego, acumularía numerosos éxitos individuales y se haría merecedor de tantos elogios como uno sea capaz de imaginar. De la noche a la mañana, sin que nadie le esperara ni anunciara su llegada, el asturiano se convirtió en el hombre de moda del fútbol español.
Desde el primer momento, en el Recreativo su estilo encajó a la perfección con una plantilla que aunaba frescura arriba, calidad en el medio y veteranía atrás. Su ascenso a Primera fue incuestionable: campeón con dos puntos de diferencia, equipo más goleador y equipo menos goleado. Pero lo mejor todavía estaba por llegar. Una vez en la máxima categoría, el decano del fútbol español logró una histórica octava plaza tras dejar varias noches para el recuerdo como aquella, tan gélida como triste, en la que tomaron el Santiago Bernabéu con un contundente 0-3. “Si el rival tiene un cañón y nosotros una escopeta, hay que pensar en romperle el cañón. Eso para empezar. Sin esa premisa estamos muertos. Después, ya se trata de buscar nuestro juego y crear cuatro o cinco ocasiones, que las crearemos”, solía explicar el técnico asturiano. Durante aquel partido, el Recreativo de Marcelino exhibió y resumió su estilo en 90′: con un 4-4-2 muy ordenado y trabajador cerró todas las vías creativas -que no eran muchas- del Real Madrid de Fabio Capello, propiciando que los espacios no tardaran en aparecer para que la velocidad de Sinama-Pongolle y, sobre todo, de Ikechukwu Uche destrozaran la dorada cadera de Fabio Cannavaro. Un planteamiento que, además, lograba exprimir el talento de Viqueira lanzando y la calidad en banda de Santi Cazorla, que aprovechó su cesión para hacerse un nombre. El Recre de la 2006/2007, como lo hace hoy el Málaga de Javi Gracia, funcionaba como un reloj, potenciando sus individualidades desde el trabajo colectivo. Una idea que, en su día, su mister describió así: “Me gusta el equilibrio defensivo para robar el balón y atacar. Es el estilo que mantengo desde que soy entrenador. Cuando no tenemos el balón, todos a recuperarlo. Con el balón, hay que dar criterio al juego porque es la mejor forma de llegar a la portería. Si sólo dominas la defensa, dependes de las individualidades. Incluso cuando perdemos, seguimos tocándola. Defendemos la bandera del fútbol atrevido. También por los futbolistas que tenemos. En el Recre no hay jugadores poderosos y de gran estructura física, sino chicos pequeñitos, rápidos y hábiles, sobre todo de medio campo adelante. Hay que aprovecharlo”.
Considerando que se “había acabado un ciclo” y que “en unos meses se podía estropear los éxitos del pasado”, Marcelino abandonó Huelva para asumir el banquillo del Racing. Había tenido ofertas del Betis, del Dépor y un acercamiento del Zaragoza, pero sería en Santander donde intentaría seguir contando por éxitos cada una de sus experiencias como entrenador. Y así fue. El año de su Racing fue histórico. En Liga se consiguió la mejor clasificación desde 1935 con una sexta plaza que conllevaba disputar competición europea por primera vez en la larguísima vida del club santanderino. Un premio mayúsculo que, además, se vio acompañado por un magnífico papel en la Copa del Rey, donde también alcanzó por primera y única vez las semifinales del torneo tras eliminar al Athletic Club en San Mamés. Santander nunca fue más feliz que con Marcelino en 2008. El Sardinero se llenó diez veces de forma consecutiva, se alcanzó el récord en el número de socios y la ciudad entera vibró cada fin de semana con un equipo que, además, sentía muy suyo. Levantado sobre una sólida defensa (Toño; Pinillos – Oriol – Garay – Ayoze), equilibrado por un potente doble pivote (Colsa & Duscher), potenciado por el recorrido de los extremos (Jorge López & Óscar Serrano) y acabado con la movilidad de sus puntas (Munitis & Smolarek), el Racing se convirtió en un gran hueso para todos sus rivales. “Trabajo el ataque igual que la defensa, pero siempre con el balón. No concibo un equipo que sólo se defienda”, comentaba Marcelino. Su equipo esta vez no tenía tanta chispa y gol como en Huelva, pero a cambio edificó el tercer mejor sistema defensivo de la Liga -que no defensa, porque para él todos defienden y todos atacan-. En cambio, como en el CD Lealtad o en el Recre, Marcelino se marchó antes de lo que suele ser normal. “Lo único que quiero decir es que no soy un desagradecido”, comentaba antes de argumentar “lo difícil que era superar esto” y reconocer que en su decisión había “una parte de miedo”.
“En la vida tienes que tomar decisiones, muchas veces, que la situación te obliga y no es lo que quisieras. Pero se dan una serie realidades que te obligan a tomar resoluciones que con el corazón nunca lo harías. Siempre digo que tienes que vivir. Eligir una profesión para bien o para mal conlleva tomar decisiones. Siendo entrenador he pasado por todos los escalafones. Como técnico del Sporting tuve que tomar una decisión de si quería ser entrenador profesional y buscar una estabilidad económica para mi familia. El corazón me hubiera dicho que nunca abandonara Asturias, fue una decisión muy complicada. Mi hijo tenía trece años, me separaba de mis padres e íbamos a una aventura a Huelva. Económicamente, salí perjudicado de mi situación en el Sporting. En Huelva volvió a suceder lo mismo, éramos felices, pero la profesión nos obligó a tomar una decisión dura. Llegamos a Santander y hemos vuelto a estar felices. Ahora se vuelve a repetir la historia y la profesión nos obliga a tomar una decisión que con el corazón no tomaríamos. A ver si dentro de un tiempo podemos decir que acertamos. Lo sabremos por la felicidad que tenga la familia, a nivel profesional y personal”. Marcelino en “El Diario Montañés” en 2008.
Después de ir progresando como técnico, encadenando éxitos y haciéndose un sitio en el fútbol patrio, a Marcelino le llegó el momento de dar un salto cualitativo. Primero lo intentó con el Zaragoza (08-10) y, tras regresar de forma puntual a Santander (10-11) para salvar al Racing del descenso, más tarde con el Sevilla (11-12), pero ambos destinos no pudieron resultar más fallidos. De lo vivido en La Romareda, donde fue destituido el segundo año tras ascenderles a la primera, el asturiano dice que firmar fue posiblemente “la peor decisión” que han tomado como cuerpo técnico. Sobre lo ocurrido en el Ramón Sánchez-Pizjuán, donde apenas pasó seis meses, Marcelino no es tan tajante, pero reconoce que “por decisiones que no tomaron” durante el verano fueron incapaces de “modificar la dinámica negativa” y eso les arrastró. ¿Qué sucedió en realidad? ¿Qué hay detrás de los únicos fracasos de Marcelino? ¿Qué errores pudo cometer? ¿No estaba preparado? Chema R. Bravo (Heraldo de Aragón) y Carlos Pérez(Estadio Deportivo), dos periodistas que vivieron desde muy cerca su día a día, nos ayudan a responder a estas preguntas que, más que explicar sus tropiezos, aclaran los porqués de sus éxitos.
Lo primero que hay que decir es que Marcelino García Toral, como técnico, siempre ha demandado el máximo control de toda la estructura deportiva del club. Precisamente este hecho fue el desencadenante de que en el verano de 2008 firmara por el Zaragoza y no por el Valencia. En la capital aragonesa le ofrecieron lo que pedía para devolver al equipo, que se había preparado para entrar en Champions y acabó descendiendo, a la élite. “Marcelino llega por la idea de club que se le promete. Él tendría un peso principal en la configuración del proyecto. Tendría mano libre en todo: desde remodelación de la ciudad deportiva, fichajes, plan de cantera, área médica, jardinería…”, nos cuenta Chema. En base a esto, durante el primer año se reforman los campos de entrenamiento, contratan endocrinos, invierten en novedosas máquinas y, además, cumplen con sus peticiones deportivas firmando a Arizmendi y Jorge López. Sin embargo, tras ascender todo cambia: “El Zaragoza enloquece en sus adentros. Llega Poschner de director general y se monta un lío terrible en los despachos durante el verano. Marcelino, por la salud del grupo, aguarda. Está a punto de dimitir a mitad de agosto. No le traían nada: ni central, ni lateral derecho ni delantero. Solo cumplen con Uche, petición suya, y Pablo Amo. […] Su proyecto se desmorona, siente injerencias, se enfrenta con los dirigentes y estos, en cuanto pueden, se lo pulen. Aun así, quizá es la única vez que he visto a una grada apoyar a un entrenador cuando lo iban a despedir”. Pese a todos estos problemas, Chema logra destacar dos hechos en su paso por Zaragoza a los que da mucho valor: el trabajo con Gabi Fernández y la modernización metodológica. En el caso del ahora capitán atlético, “es Marcelino el que le hace perder varios kilos para convertirle en un jugador de presiones largas, de resistencia y capacidad de fatiga en lo defensivo”. En cuanto a lo técnico, “puede asegurarse que él fue quien introdujo al Zaragoza en la modernidad de la preparación táctica y física”.
Un trabajo muy meticuloso de repetición constante, basado siempre en situaciones de juego con 11×11 y con mucha preparación de las jugadas de estrategia que también cautivó a los dirigentes sevillistas pese a los problemas deportivos que vivió el equipo con Marcelino. Carlos Pérez recuerda que, cuando se fue, “Monchi dejó entrever, ‘con todo el dolor’ de su corazón, que le echaba porque así lo dictaban los resultados. Estaban seguros de que destituían a un buen entrenador y, seguramente, de que él no era el culpable de la situación. De hecho, Del Nido tomó la palabra primero y dijo que prescindían de Marcelino pese a que habían podido constatar que era un técnico altamente cualificado”. Si el asturiano no pudo triunfar se debió, principalmente, a dos motivos: la dinámica del club y la planificación de la plantilla. El Sevilla, durante el verano de 2012, se encontraba en una situación de transición que parecía necesaria pero que la dirección deportiva no terminaba de atreverse a realizar con todas las consecuencias. “Había exceso de fichas elevadísimas -lo que exigía ir a Champions sin haber plantel para ello- y pesos pesados, algunos acomodados y otros enfrentados con Marcelino por no ponerles como titulares. Es un problema que venía de antes y que ni Manzano, antes, ni Míchel, más tarde, tampoco supieron atajar”, nos explica. Pero, por si fuera poco, la dirección no había configurado el equipo para Marcelino, sino para Marcelo Bielsa. “Se fueron contratando jugadores versátiles del gusto del ‘Loco’, como Coke, Trochowski, Cáceres o Manu del Moral”, comenta Carlos Pérez, lo que junto a las lesiones de Kanouté y Negredo evitó que el asturiano sintiera como suyo el plantel. De ahí su reflexión sobre las “decisiones que no habían tomado” a comienzo de temporada. O su frase antes de ser destituido: “El presidente Del Nido y Monchi no serán culpables si toman la decisión de destituirme. No sería injusto hacerlo”. Marcelino sentía que no había estado acertado eligiendo destino, llegando así a dos clubes donde, por las promesas incumplidas o por la dinámica negativa, no pudo realizar una labor que, a tenor de lo visto, requería que todos los estamentos fueran en la misma dirección.
“El Villarreal es un club que podía entenderse como pequeño en algunos aspectos y como muy grande en otros. Es muy grande en rigor, en estructura, en las relaciones… Tuvo un golpe durísimo, que fue el descenso inesperado, pero las bases no se cambiaron. Lo que era realmente prioritario no se cambió. Luego llegamos gente nueva, pero la gente que viene se introduce en una manera de hacer las cosas. Aquí desde el primer día te dicen cómo es el Villarreal y, cuando luego llegas, te encuentras que es mucho mejor de lo que incluso te habían dicho”. Marcelino García Toral en “Espacio Reservado”.
Tanto Marcelino García Toral como su importante cuerpo técnico, compuesto por Rubén Uría (segundo entrenador) e Ismael Fernández (preparador físico), tenían que acertar con su siguiente equipo. Ya no tendrían tantas ofertas ni, a buen seguro, éstas serían de equipos con aspiraciones Champions, pero esto nunca fue lo más importante para ellos. Para trabajar, rendir y poder triunfar, siempre en este orden, su experiencia les había demostrado que necesitaban un club que les diese plenos poderes en materia deportiva, una plantilla adaptada a su modelo de juego y un grupo humano con el que poder establecer rápidamente una sintonía. Todo esto, pese a las dudas iniciales que le hicieron firmar en enero de 2013 y no en julio de 2012, Marcelino García Toral lo ha encontrado en Villarreal; un club con una identidad, un modelo y una reputación que le convierten en ejemplo dentro del fútbol europeo.
Bajo esta realidad, primero entregándole el equipo a Cani (con Bruno Soriano) y más tarde a Cheryshev (con Luciano Vietto), su Villarreal ha ido evolucionando como conjunto sin dejar de cumplir los objetivos marcados y acercándose, cada vez más, a su ideal de juego. Si en un principio el “Submarino” quería combinar más, asentando a sus pivotes en el piquito del área, ahora han perfeccionado y verticalizado su contragolpe, ganando todavía más ritmo y velocidad respecto al año pasado. “El contraataque es algo a lo que no se debe renunciar en el fútbol, porque creo que el porcentaje mayor de goles que se consiguen en el fútbol son a través de la estrategia y el contragolpe. Para atacar contra un equipo con diez jugadores bien posicionados y replegados tienes que tener muchas condiciones, individuales y colectivas, si no es complicado. […] Intentamos llegar el máximo número de veces posibles a la portería rival para tener más opciones de gol, ya que no tenemos grandísimos goleadores a nivel individual”, explica el asturiano en “ClubPerarnau”. Sus medidas reflexionas explican un éxito que no es casual y que va más allá de su eterno 4-4-2, de los nombres que lo forman y de los estados de forma puntuales. Porque el Villarreal, vaya en cuarta como antes o en quinta como ahora, es un equipo cohesionado que defiende y que ataca como un único ente, llegando a jugar tan de memoria que es muy habitual verles repetir combinaciones de forma exacta u observar cómo alguno de sus puntas, como Uche o Vietto, dan pases sin haber visto previamente al compañero. Un desempeño perfecto en el terreno de juego que, evidentemente, nace con la obsesiva repetición en los entrenamientos, crece con el juego de posición y, por supuesto, se desarrolla gracias al talento de los futbolistas. Con tiempo, margen y apoyo, Marcelino ha vuelto a mostrar en El Madrigal todas las virtudes que le definen como profesional.
El laborioso ascenso, la clasificación para la Europa League, las históricas semifinales de Copa del Rey y todos los elogios que hoy día acompañan al “Submarino” no son más que la consecuencia de ello. “Yo estoy feliz aquí. Se dan las condiciones óptimas para trabajar: unos dirigentes fantásticos, que respetan mi trabajo como profesional y persona, además de una plantilla extraordinaria, la cual nos hace disfrutar al cuerpo técnico de nuestro trabajo”, explica mientras abre ligeramente la boca para esbozar una modesta sonrisa. Marcelino, que se define realista y que ve imposible entrenar a un Real Madrid o un Barcelona, reconoce que “entrenar a la Selección sería un gran colofón a una carrera como entrenador”. Más tarde habla de utopía, de que es “como que te toque la lotería”, pero en sus ojos y en su rostro se puede vislumbrar las emociones que siente al contemplar dicha posibilidad. Se le ve esa ilusión con la que comenzó en los clubes de su tierra, esa modestia con la que hizo historia en Huelva y Santander, esa misma tranquilidad con la que asumió los tropiezos de Zaragoza y Sevilla, y ese jovial atrevimiento que muestra cada día en El Madrigal. Ya han pasado casi 17 años desde que abandonara Villaviciosa. En este tiempo no ha perdido su gesto amable, ni su manía de no ver los penaltis ni ese impulso que le hace celebrar cada gol como si fuera el último. Lo que Marcelino García Toral sí se ha ganado en este viaje, además del cariño de todas y cada una de las aficiones que ha defendido, es el derecho a disfrutar y soñar. Justo lo que esta noche hará, una vez más, su exquisito Villarreal CF.
A punto de ser despedido en noviembre, y ahora en la final de copa y con pie y medio en semifinales de la Europa League. Si hacen una buena recta final lo mismo pueden entrar hasta en Champions.
@Bewater
(editado)
@tonimaister A punto de ser despedido en noviembre, y ahora en la final de copa y con pie y medio en semifinales de la Europa League. Si hacen una buena recta final lo mismo pueden entrar hasta en Champions.
Eso es lo bonito del futbol y a la vez lo feo. Que 1+1 no siempre son dos. Y tener paciencia cuando, aunque tu equipo tenga ocasiones para no ir tan abajo, no consigues ganar.
A mi no me gusta mucho, tiene un estilo el 4-4-2 que utiliza siempre sea cual sean las circunstancias.... Ten Haag el del Ajax me tiene fascinado pero debo verle en otro equipo mas serio que el Ajax ..
A mi me está gustando una cosa por encima de todo, da igual el rival, ellos hacen su fútbol y lo hacen bien, muy bien, me sigue pareciendo un fracaso catastrófico que te elimine el ajax y mas cuando traes un resultado buenísimo de la ida que no merecíamos y mas cuando la vuelta era en el Bernabéu y mas que te sonrojen como nos sonrojaron por mucho que ese partido a pesar de todo se vió que a ellos les salía todo y a nosotros nada, pero dicho esto se está viendo que el ajax no era esa perita en dulce ni ese equipo de juego vistoso pero tierno e inocente atrás, presionan muy fuerte muy arriba y tienen un manejo de pelota buenísimo.@Romanov59 A mi no me gusta mucho, tiene un estilo el 4-4-2 que utiliza siempre sea cual sean las circunstancias.... Ten Haag el del Ajax me tiene fascinado pero debo verle en otro equipo mas serio que el Ajax ..
Eso es a mi me recordaron al mejor BVB de klopp pero con más toque.
Sí, es bastante rígido con el sistema, pero al final siempre suelen montar equipos sólidos pero que son gustosos de ver. Su Recre jugó muy bien al fútbol, aunque es cierto que se alinearon los planetas y consiguió juntar una plantilla con Cazorla, Sinama Pongolle y Uche. Su Villarreal también era un equipo fácil de ver, y el Valencia a mi también me gusta. Quizás sea con el que hace planteamientos más defensivos, pero también ese ha sólido ser el estilo más asociado al Valencia.@Romanov59 A mi no me gusta mucho, tiene un estilo el 4-4-2 que utiliza siempre sea cual sean las circunstancias.... Ten Haag el del Ajax me tiene fascinado pero debo verle en otro equipo mas serio que el Ajax ..
Lo que no me gusta de él, y ya lo he comentado en alguna ocasión es que siempre acaba teniendo problemas con de vestuario, aunque de momento en Valencia parece que ha mejorado esa faceta.
Si ya en el Sevilla le hicieron la cama....
@Romanov59 Si ya en el Sevilla le hicieron la cama....
En el Sevilla tuvo poco tiempo para hacer nada, pero en Zaragoza tuvo líos con la directiva (aunque menuda directiva), en Villarreal le despidieron tras un broncazo con los jugadores, aunque ya estaba la cosa regular después de la polémica con el no descenso del Sporting.
A mi me cae fatal este señor.
No es el tipo más simpático ni carismático@Morty A mi me cae fatal este señor.
Dicen que tanto él como el director deportivo Mateu Alemany están a punto de ser destituidos. Su sustituto sería Celades 0_o
Ejemplo perfecto de cómo reaccionan este tipo de personas y corporaciones que hacen y deshacen con su "juguete" lo que les parece. Marcelino no es santo de mi devoción pero sin duda su trabajo en Valencia es o ha sido notable con lo que tenía.
En Valencia se juntan un propietario foráneo sin idea y que cree que esto es un negocio, cuando equipos como ése lo que son en realidad son avisperos y sacadineros creadores de pérdidas anuales, y una afición y entorno incapaces de darse cuenta que la época de Cúper y compañía pasó, y que por su generación de recursos no pueden competir con los grandes.
Es el Mourinho español, saca lo mejor de sus equipos pero la boca le cuesta muchas enemistades.
Pero el hecho es que es un gran entrenador que quiere ganar y que se deja de que el Valencia no se ha reforzado como sus competidores y pretendía vender a Rodrigo sin bajar sus pretensiones en liga.
El mal del Valencia es Mendes. Es quien remueve el avispero cada vez que quiere mover "su mercancia". Rodrigo, Correa y Andre Silva.
Estos empresarios tan conectados con representantes (compartirán tambien algun que otro "negocio") son nocivos para cualquier equipo. Y hay bastantes. Incluso los que, por desconocimiento, acuden a "ellos", amigos, para que los aconsejen. El consejo suele ser el mismo: sus representados. Casualidades de la vida.
A mi Marcelino siempre me ha parecido elite en España. Me gustaba desde sus tiempos en el Sporting en Segunda. Necesita un equipo en concordancia con sus ideas. De ahí viene algunos de sus batacazos en equipos más tops pero que apostaban a un juego menos natural para Marcelino.
Respecto al personaje, me gusta poco. El que tenga el paraguas de la prensa, a diferencia de otros, hace que me caiga peor aún.
Gran entrenador, pero llorón, llorón y bocachancla total. Y no sé si es casual, pero también se fue de malas maneras del Villarreal tras insinuar que le apetecía que se mantuviera "su" Sporting, cuando se jugaba el descenso y había más equipos en el ajo, jugando contra el Sporting (y palmando) la última jornada.
Todo lo malo deportivamente que le pase al Valencia es poco tomando como base sus merecimientos morales. Los Madridistas en Valencia "íbamos" con el Barcelona en la final de Copa. Insisto: no los conocéis. Yo ya vivo en un estado zen del que pocas cosas me alteran, pero, tal y como estamos, y con la deriva deportiva que veo en el dúo Floren&Sega (no sé si Floren es fan de Sonic más que yo lo fui y odia a Donkey Kong porque yo no me explico nada), todo lo que sea debilitar a nuestro principal rival por el cuarto puesto en Liga que da acceso a la Champions me parece positivo para nosotros.
Juer pero el chino que quiere? les mete dos años seguidos en champions y campeón de copa... que más quieren? no entiendo esta destitución
pero que siguen con lo de Mijatovic y la champions perdida? , ya ha llovido eh@Son Gohan Todo lo malo deportivamente que le pase al Valencia es poco tomando como base sus merecimientos morales. Los Madridistas en Valencia "íbamos" con el Barcelona en la final de Copa. Insisto: no los conocéis. Yo ya vivo en un estado zen del que pocas cosas me alteran, pero, tal y como estamos, y con la deriva deportiva que veo en el dúo Floren&Sega (no sé si Floren es fan de Sonic más que yo lo fui y odia a Donkey Kong porque yo no me explico nada), todo lo que sea debilitar a nuestro principal rival por el cuarto puesto en Liga que da acceso a la Champions me parece positivo para nosotros.
@madridistaaatope Juer pero el chino que quiere? les mete dos años seguidos en champions y campeón de copa... que más quieren? no entiendo esta destitución
Se dice que Marcelino lo ha puesto en evidencia varias veces de cara al público.
Es como si Zidane empezara a decir que Florentino debería estar contento si nos clasificamos para Europa porque no ha sido capaz de traerle a Pogba y Mbappé.
@Seifer77
(editado)
Pues a mi para el Madrid me sonaria bastante bien en caso de que el Madrid continuase cuesta abajo y sin frenos lo veria una opcion tipo Mou aunque con menos riesgo ya parece un entrenador muy respetado siempre por sus jugadores. El con Mateu Alemany hacen una dupla muy buena en el mundo del futbol y a los logros me remito no solo del equipo sino tambien de la cantera la cual esta surtiendo de jugadores de mucho futuro al primer equipo hasta el punto de tener a 2 de las mayores promesas del futbol mundial como Kang In y Ferran Torres.
Marcelino es un entrenador que consigue equipos muy solidos, muy trabajados en defensa (logro ser la defensa menos goleada de toda la primera division con un lateral derecho malo abiertamente como Piccini o un parche como Wass, un central que me parece buenecillo sin mas como Gabriel Paulista y un portero que no es ningun top mundial) y muy buenos al contragolpe todo ello con una plantilla para nada puntera, no tiene recambio de parejo ni Gaya, la delantera muy floja excepto Rodrigo el cual no me parece un jugador top ni por asomo de hecho sus numeros son pobres abiertamente. Aunque con una medular, eso si bestial hasta el punto de que Parejo es el pichichi.
Me encajaria ademas su 4-4-2 con Hazard haciendo de Guedes, con James haciendo de Carlos Soler y arriba Benzema haciendo de Rodrigo y Jovic de Maxi Gomez/Zaza.
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