Abro hilo sobre nuestro ex-jugador y ex-director deportivo para poner la entrevista de la que hablaba @Son Gohan que le han hecho en La Galerna
https://www.lagalerna.com/galerna-entrevista/mijatovic-mourinho-la-galerna/
Nos citamos con Pedja Mijatovic en el Café Pino, en la Moraleja, cerca de donde vive. Desde el primer momento se muestra cordial, afable, abierto. No elude ninguna pregunta. Casi una hora de conversación con un auténtico experto en fútbol, además de ser una leyenda eterna para el madridismo por su histórico gol en Amsterdam que nos dio la deseadísima Séptima Copa de Europa.
-¿Ahora a qué se dedica Pedja Mijatovic?
-Estoy tranquilo. Veo mucho fútbol. Hago consulting deportivo, ayudando a clubes a gestionar sus proyectos. También estoy entretenido en cosas que no tienen que ver con el fútbol. Viajo con frecuencia.
-Pero vives en Madrid, no?
-Dicen que uno vive allá donde van al colegio sus hijos. De manera que sí, vivo en Madrid.
-Tu fichaje por el Madrid, procedente del Valencia, cambió por completo y tal vez para siempre la relación entre ambos clubes. ¿Qué recuerdos guardas de aquella convulsión?
-Mis tres años en el Valencia fueron preciosos. Allí me formé. Fue mi primera experiencia en el fútbol extranjero. Venía de un país en guerra, lo que nos impedía disputar partidos internacionales, ni de clubes ni de selecciones. Tenía muchas ganas de triunfar en un fútbol tan atractivo como el español. El Valencia fue un destino ideal para crecer como futbolista y como persona. Fuimos subcampeones de Copa y de Liga, a pesar de que por entonces el Valencia no solía disputar títulos. Fue un exitazo. Pero llega un momento en mi carrera en el que me doy cuenta de que necesito dar un paso adelante: ganar títulos. Por eso me fui al Madrid. Mi cláusula era impagable: 1.250 millones de pesetas de entonces. El Madrid la pagó, pero no fue la única oferta. Y eso que entonces era más difícil conseguir que los grandes clubes se fijaran en ti.
-Claro. Menos televisión. No había redes sociales. No circulaban los vídeos de igual manera.
-Exacto. De modo que tuve que jugar a un nivel muy muy bueno durante tres años para que equipos como la Juve, el Barça o el propio Madrid se interesasen por mí. El último año fue espectacular: me convertí en el mejor jugador de la Liga sin formar parte de la plantilla de ninguno de los dos grandes, lo cual no solía pasar. Fui casi pichichi y repartí muchas asistencias también. Y sí, mi salida fue muy turbulenta. Siempre querré al Valencia y a la ciudad de Valencia, pero mi ambición me obligó a tomar la única decisión posible.
-Eso rompe la relación entre ambos clubes...
-Y yo lo siento mucho porque sé que en Valencia todavía hay mucho madridismo. Pero son cosas de la vida. Pocos jugadores habrían tomado una decisión así porque yo en Valencia vivía muy bien y Paco Roig estaba dispuesto a pagarme mucho más dinero del que ofrecía el Madrid. Pero fíjate todo lo que vino gracias a mi decisión. Acerté de pleno.
-Tu llegada al Madrid coincide con la de Capello y la de otros grandes jugadores como Roberto Carlos, Seedorf, Suker...
-Sí. Fue un cambio de ciclo, lo cual siempre genera una situación bastante violenta en un club como el Madrid. Tienes que hacer una revolución pero sin dejar de ganar títulos mientras la llevas a cabo. Lorenzo (Sanz) apostó fuerte conmigo y también trayendo a Davor (Suker) del Sevilla. Y a los otros. Se gastó mucho dinero pero valió la pena: primero ganó la Liga, lo que nos daba derecho a jugar la Champions el año siguiente. Y se trajo la Séptima de Ámsterdam. Todos los que participaron de ese hito siguen siendo mis amigos. Son buena gente. Gente ganadora. Cuando veo las alineaciones de esa Final, pienso: qué equipazo tenía la Juve. Pero luego pienso: y nosotros también.
-¿Es posible que nosotros llegáramos a esa Final sin excesiva consciencia de precisamente eso, de que teníamos un equipazo?
-Ellos tenían más experiencia. Nosotros ninguna. No éramos favoritos ni mucho menos. Pero estás ahí y piensas: estoy en una Final de Champions. No sé si la voy a volver a jugar. Tengo que hacer todo lo posible para llevármela. Si hay que morir, se muere. Todos llevábamos esa mentalidad. Les superamos por ganas y por personalidad.
-¿Por qué esa generación de extraordinarios futbolistas, tras ese gran éxito, no tardaría mucho en desembocar en la llamada “quinta de los ferraris”? ¿Por qué fue una generación fugaz?
-Fue fugaz en cuanto a la generación en sí. Pero todos los que se quedaron en el club (Roberto, Fernando Hierro, Manolo Sanchís, Redondo, Raúl, Guti, Morientes) siguieron ganando sin los que nos fuimos. 98, 2000, 2002. Tres Champions en seis años. El núcleo siguió ganando, sí bien ayudados por grandes fichajes como Figo o Zidane. Eso sucede así en los equipos importantes. Se fue Ronaldinho pero el Barça siguió triunfando con Messi, Pujol y Xavi. Lo importante es que el núcleo se quede.
-Se ha hablado mucho de tu gol en Ámsterdam. Se han hecho reportajes sobre él. ¿Tú en ese momento eras consciente de que acababas de marcar un punto de inflexión en la Historia del club?
-Desde hace unos años sí soy consciente. Desde hace unos años sí sé que hay un antes y un después de la Séptima. Pero en ese momento no. Tampoco en los años siguientes. Sabes que has hecho algo importante pero no tienes una idea ni siquiera aproximada de la dimensión del asunto. Mientras seguía en activo no me hacía a la idea. Pero luego me retiré, y ahí es cuando empiezas a compartir esa vivencia con la gente y a darte cuenta de la magnitud del tema. Gente que te cuenta que sus padres les decían que habían visto seis Copas de Europa y ellos temían que se morirían sin haber visto ninguna. Las famosas Copas en blanco y negro. Eso mismo me contó Manolo Sanchís, que me decía: mira, Pedja, yo en las comidas familiares me tenía que quedar calladito porque mi padre había ganado la Copa de Europa y yo no.
-¿Es el gol más importante de la Historia del Madrid?
Pues no lo sé, porque hay tantos y tantos... Pero es el más importante para mí, por supuesto. Yo lo que me pregunto ahora es cómo pudo ser que, tras ver pasar tantas generaciones importantes de futbolistas (la Quinta del Buitre, o antes los Juanito o Santillana), el Madrid estuviera más de tres décadas sin ganar ese trofeo. Es un misterio.
-Había un complejo colectivo del que gozaba el antimadridismo. Casi parecía que la del Barça valía más que las 6 del Madrid porque era más reciente, porque era en color. ¿Hasta qué punto tú esperabas cambiar la tendencia?
-Te cuento una anécdota. En mi época, cuando negociabas un contrato con tu nuevo club, se solía introducir un bonus por ganar la Liga, la Copa... Pero nadie ponía uno por ganar la Champions porque no entraba en los planes de nadie. Yo me senté con Lorenzo y pregunté: “Bueno, ¿y cuánto más me pagáis si ganamos la Champions?” Lorenzo se miraba con Onieva como diciendo “este tío está loco”. Y más o menos me dijeron “claro, chaval, pon ahí lo que quieras”. Luego me arrepentí de no haber puesto una cantidad enorme. (Risas). Fui pionero en eso. Después se empezó a poner el bonus por la Copa de Europa, pero entonces nadie lo hacía. Era casi tabú.
-Nos parece que el fulgor de la Séptima eclipsa en parte, en la historia del club, tu etapa como director deportivo. Traes a Van Nistelrooy y Robben que tenían bastante cartel, pero me interesan tres que no lo tenían y ahí está su resultado, seguramente en orden creciente: Higuaín, Pepe y Marcelo. ¿Te parece que se han valorado suficientemente estas aportaciones tuyas?
-Soy el único director deportivo que fue fichado por un candidato, no un presidente. Yo me chupé toda la campaña electoral, y cuando ganamos me tocó hacer cambios. Ya decíamos antes que esto es muy difícil en el Madrid. Tenía muy claro lo que había que hacer. Yo he jugado con algunos de los que me encontré al llegar: Raúl, Roberto Carlos, Guti... Eran los veteranos, tocaba hablar con ellos para ver su grado de compromiso y lo que estaban dispuestos a dar. También había que tener en cuenta no solo lo que estaban dispuestos a dar sino lo que de hecho PODÍAN dar. Roberto tenía 34 años, por ejemplo. Y había que pedir a esos veteranos que me ayudaran a integrar a los jóvenes que pensaba traer para que estos jóvenes pudieran dar lo mejor de sí mismos. Sí traes un Higuaín o un Marcelo, tienes que involucrar a los veteranos en ese proceso. Eso nos salió bien. Y tanto a unos como a otros les tienes que explicar muy bien lo que esperas de ellos. Así evitas los malentendidos, que es lo que les pone nerviosos. No habrá malentendidos si les explicas todo. Les explicas la exigencia intrínseca al club, porque si deponen la exigencia no es que vayan a tener un problema contigo o con el entrenador, es que lo van a tener con la grada. Fichamos gente joven y, en general, hicimos un buen trabajo con una combinación de veteranos y jóvenes que ganó dos Ligas consecutivas. Hacía 18 años que no las ganábamos. También montamos la base para mucho de lo que se ganó después: Marcelo se convertiría en el mejor lateral izquierdo del mundo, Pepe...
-Perdona que te interrumpa. Ya que lo mencionas, ¿qué opinas del año que ha hecho Marcelo?
-Evidentemente no ha sido un buen año pero me parece que es muy recuperable. Pero te decía: Pepe también se convirtió en un héroe, y en general los fichajes funcionaron bien. La última tratativa que hicimos fue la de Cristiano Ronaldo, que fue presentado en 2009 pero la tratativa se hizo un año antes. Todo estaba pactado y depositado ante un notario. El presidente de entonces, mi equipo y yo estamos orgullosos de haber llevado a cabo las negociaciones que traerían al club a una leyenda que ha marcado una época. Los números de Cristiano son insuperables para siempre.
-Hablas del presidente. ¿Piensas que el haber desarrollado tu labor dentro del mandato de un presidente como Calderón ha dañado tu imagen?
-No creo para nada que mi imagen esté dañada. Los que conocen esta industria tienen un alto concepto de mí.
-¿Pero no crees que tu pertenencia al proyecto de Calderón te ha podido cerrar puertas en el club que, de no ser por esa variable, podrían estar abiertas dada tu valía?
-Yo sé que, mientras esté Florentino Pérez, no voy a volver al Madrid. No le caigo bien. Él a mí tampoco me cae demasiado bien. Le respeto mucho, pero tiene una forma de llevar el club que me confunde. Me confunde el que el Madrid no tenga una estructura deportiva. En caso de falta de éxitos deportivos, el presidente debería tener la opción de echar al director deportivo. ¿Cómo vas a echarlo si no existe? Se tendría que echar a sí mismo. Lo cierto es que es un modo de llevar el club que ha traído grandes éxitos, de manera que es una forma de hacer las cosas que hay que respetar.
-¿Pero te gustaría volver algún día?
-Claro. Yo soy muy madridista. Sufro con un año como el que hemos tenido. Aunque también hay que entender que no se puede ganar siempre. Hay que dejar alguna Champions para algún otro equipo. (Risas). Sí no, sería muy aburrido. Con la llegada de Zidane, seguro que se intentan cosas nuevas. A ver qué tal se da este verano. No va a ser fácil. El mercado ha cambiado. Hay equipos con mucho poder económico. Tengo confianza, no obstante, en que se dará bien. En cuanto a una posible vuelta mía, mentiría si dijese que no me gustaría. Pero tampoco estoy obsesionado. Y con el presidente actual es imposible.
-Pero ¿te ves en el puesto? Sí ya lo hiciste bien con 37, ahora estarías en la edad perfecta, con más experiencia.
-Pero ¿qué es la experiencia? Depende del momento, depende de a qué aspires. Yo sería un pésimo director deportivo para un equipo que aspira a evitar el descenso, por ejemplo. No sabría cómo hablar a jugadores que están afrontando la amenaza de bajar de categoría. Me defiendo bien en cambio con aquellos equipos que están en la élite y aspiran a lo máximo. La experiencia es un valor relativo. Mira a Zidane cuando llegó al Madrid. No tenía experiencia. ¿Y qué? Solo tenía que llegar al corazón de todos esos jugadores llenos de talento, y que ya habían sido campeones con Ancelotti, para convencerles de lo que tenían que hacer sin violencia, sin gritos. Lo hizo perfecto. Los jugadores le respetaban. En sala de prensa los protegía. Porque en lo estrictamente futbolístico ya está todo visto. Lo que no se puede enseñar es la conexión psicológica con los jugadores. Eso lo tienes que tener, y no es cuestión de experiencia. Zidane lo tiene. Es inteligente y listo.
Lo que parece que se le va a pedir ahora a Zidane no es solo eso sino que ejerza, precisamente, de una especie de director deportivo. Solo se entiende su vuelta si le van a dar ese poder.
Esta etapa de Zidane va a ser bien distinta. En su primera llegada cogió un equipo joven que aún tenía ganas de ganar. Ahora habrá que hacer cambios: enfados, decepciones... Tiene que tomar decisiones respecto a quién se va y quién no. Desgasta mucho más. Por los disgustos que puede causar en los futbolistas pero también en el entorno de los mismos y en la prensa. Imagínate que vende a Isco al Manchester y nos mete tres goles en la Champions. O que acaba en el Barça y triunfa. El desgaste real y potencial es tremendo. Cuando eres un simple entrenador que no toma decisiones en la confección de la plantilla, todo esto te afecta pero no te salpica. Pero ahora tiene que planificar, decir adiós, traer jugadores, convencerlos... Él sabe que afronta un reto mucho más complicado.
-¿Te atreves a sugerir algún cambio? ¿Qué harías si fuera tu responsabilidad?
-No. Tengo mis ideas, como todos. Pero no voy a contestar a esta pregunta por una razón: cuando yo estaba como director deportivo, me molestaban muchísimo los comentarios de ex futbolistas o ex directores deportivos respecto a qué había que hacer. Opinar desde fuera es fácil. Yo ahora te podría decir qué haría yo y luego me voy a mi casa. Pero el que tiene que tomar de verdad estas decisiones toma la decisión y luego se va a la ciudad deportiva a seguir lidiando con el tema y a hablar con veinte jugadores.
-Solo dinos: ¿hay que hacer una revolución?
-Hay que hacer cambios, pero no soy partidario de una revolución. Hay que hacer cuajar una mezcla de veteranía con juventud. El fútbol ha cambiado mucho. Son sesenta partidos al año y hay sitio para todos. Los jugadores jóvenes tienen que entender una cosa: antes (como decíamos) tenías que jugar veinte partidos a un altísimo nivel para que los grandes clubes se fijaran en ti. Hoy, juegas dos grandes partidos en Champions y ya estás ahí. Por eso los jugadores jóvenes deben entender que eso de "tengo ser titular indiscutible en cuarenta partidos, porque de lo contrario no tengo importancia" es una gran equivocación. Sí yo fuera joven y se me presentara la opción de jugar en el Madrid, con 19 ó 20 años... Madre de Dios. Yo hago lo imposible por quedarme allí quince años. Jugando menos, jugando más... ¿Lo importante es ser protagonista, y protagonista hoy en el fútbol es serlo en un partido, no hace falta que sea en veinte. Mira a Brahim. Sale un día, hace tres cosas buenas y ya está en las portadas. ¿Dónde está la necesidad de jugar cuarenta partidos en otro lado? Si hubiéramos podido convencer de esto a los jugadores jóvenes, Morata no se habría ido del Madrid. Kovacic no se habría ido del Madrid. ¿Qué es lo que quieres? ¿Ser jugador del Real Madrid, o ser titular en cualquier equipo? Porque sí lo que quieres es lo primero ya lo tienes: te hemos fichado por cinco años. Jugarás lo que diga el entrenador. Si se lo cuentas bien dirá:”es verdad. Yo quiero estar aquí”. Títulos ganados. Prestigio. Hay tantas cosas que te puede dar el Madrid siendo suplente que no te puede dar el Chelsea siendo titular... Hay que convencer de esto a los jugadores.
-¿Es duro el trabajo de director deportivo?
-Lo es por las críticas, como te decía antes. El puesto directivo en el fútbol se caracteriza porque te puede criticar un tío que no ha tocado jamás un balón. ¿En qué otra industria pasa eso de que te puedan dar palos los que no entienden nada de la materia que llevas? No es ya que opinen, es que crean opinión.
-Cambiando de tema. El verano pasado hubo mucho ruido porque se dijo que andabas detrás de las presuntas ganas de Modric de dejar el club para recalar en el Ínter. Tú nunca entraste a ese trapo. ¿Quieres decir algo ahora?
-Vamos a ver, Luka es amigo mío. Hace siete años, merced a mi buena relación con Mourinho, que para mí es clarísimamente el mejor entrenador del mundo, Modric recaló en el Madrid. José me decía que querían un medio centro creativo, con visión de juego. Yo le recomendé a Luka. Él me hizo caso y apostó por él. Se lo recomendé como si yo hubiera sido el director deportivo en ese momento.
-Qué bien que te hiciera caso.
-Mou es un tipo listo, además de un gran entrenador y un gran amigo. Siento mucho lo que le está pasando últimamente y también opino que merece muchísimo más respeto del que se le da. En los últimos clubes donde ha estado, se ha encontrado muy solo. Ha echado en falta un director deportivo. La gente se cree que la del director deportivo es una figura que solo trabaja tres meses en verano. No es verdad. Es una figura fundamental entre el grupo de Valdebebas (en el caso del Madrid) y los altos estamentos del club, porque muchas veces existe la necesidad de acercar los puntos de vista de unos y de otros. A veces un entrenador no cuenta en lo deportivo con un futbolista que sin embargo es importante para el club en lo tocante a la expansión internacional del club, por ejemplo. Alguien tiene que mediar para que esa situación conflictiva vaya a buen puerto. Mourinho, allá donde ha estado, incluyendo al Real Madrid, no ha tenido a esa persona que esté entre el presidente y director general, por un lado, y técnico y plantilla por otro. Tú como entrenador puedes gestionar los problemas con el club de algunos jugadores, pero no de 25. También necesitas a esa persona para que le diga “te has equivocado, mister” o para que analice con él una determinada situación deportiva.
-¿No podría Mourinho haber sido un Ferguson, que hace las veces de entrenador y manager? ¿No podría ser eso el entrenador del Real Madrid?
Lo de Ferguson es una cosa de hace veinticinco años. Ya no funciona. El fútbol ha evolucionado mucho. Ya no hay esa paciencia, como en los casos de Ferguson y Wenger. Ahora todos tienen dinero, todos invierten y todos quieren ganar. Sí no ganas en dos años, te echan. Un ser humano con esta presión jerárquica, mediática y social que genera el fútbol hoy en día no puede lidiar con todo por sí mismo. Planifico. Doy bajas. Entreno. Hablo con la prensa. Es imposible. Un ordenador con muchos gigas se vendría abajo. El entrenador no puede estar solo. Y de esa soledad se han quejado todos los entrenadores en la época de Florentino. Hablas con Ancelotti y está muy agradecido al Madrid, pero también te dice que se sintió muy solo en la ciudad deportiva porque no existía esa persona con un perfil como el que comentaba antes. Si hablas con Mourinho, lo mismo. Y lo mismo si hablas con el propio Zidane.
-En cambio, en la sección de baloncesto sí que existe esa figura con Juan Carlos. También están Herreros, Angulo...
Es que es fundamental. Porque si no hay resultados tú, como presidente, le tendrás que pedir explicaciones a alguien que no sea el entrenador.
Entrevista: Athos Dumas, Ramón Álvarez de Mon